A los 52 años y por complicaciones derivadas del COVID 19 falleció este sábado 29 de agosto el sacerdote Basilicio Brítez Espínola, más conocido en toda La Matanza como “El Padre Bachi”, quien desarrolló un enorme tarea pastoral y social en el barrio Villa Palito, (ahora Almafuerte), de San Justo.
Estos últimos años, desarrolló su labor en Curas en Opción por los Pobres.
Villero por destino y elección, había nacido en Paraguay -de allí su amor por la Virgen de Caacupé, patrona de su tierra natal- y, de muy pequeño, llegó a la Argentina y se afincó en una villa, del Bajo Belgrano. Al poco tiempo, se trasladó a Villa Palito, cuando su familia fue desalojada de la Ciudad por la última dictadura cívico-militar.
Así fue que siendo todavía un niño, la familia se vino a vivir en una carpa en el patio de la humilde capilla de la Palito. Esos primeros años, marcaron a fuego su sacerdocio y, también, su opción por la defensa de los más desfavorecidos, le llevó el reconocimiento de toda la comunidad eclesiástica y, además, de gran parte del pueblo matancero.
SU HISTORIA
Allí creció y sólo dejó Palito para ingresar al seminario. Un tiempo después, volvió a su hogar, ya convertido en sacerdote, para inaugurar la parroquia “San Roque González”, que, por aquel entonces, se estaba levantando en la villa. “Me recibieron con mucha alegría. Hubo mucha gente contenta, porque veían llegar a un hijo”, recordaba. Así fue que nunca más se fue y por 40 años hizo crecer a la parroquia, viviendo al lado de ella.
Estaba internado en la Clínica San Camilo tras ser diagnosticado con coronavirus. Considerado paciente de riesgo, puesto que tenía diabetes, presión alta y problemas en los riñones, comentó: “Es el partido que yo decidí jugar, que fue estar del lado de la gente, acompañándola en estos momentos tan particulares, y no estar en la comodidad de mi casa”, dijo en una última entrevista periodística.
CARLOS MUGICA
“Siempre me ha motivado la vida de entrega y coraje que llevó Carlos Mugica”, decía frecuentemente. Ése fue el lema que escogió para su ordenación: una oración del sacerdote asesinado por la Triple A: “Señor, sueño con morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos”. “Mugica sabía que tenía que entregar la vida por el pobre y nunca renunció a ese llamado. Somos muchos los que lo admiramos y lo queremos seguir”, expresaba este cura ejemplar.
Este mismo sábado a las 15 horas, se rezó una misa por el descanso de su alma, en “su” parroquia San Roque González a puertas cerradas, sin fieles, oficiada por Monseñor Eduardo García, Obispo de San Justo. Nuestro homenaje a quien luchó por los pobres y practicó la verdadera “justicia social”, dejando mucho dolor a sus fieles, vecinos de “la Palito” y amigos. QEPD.