Por:
Daisy Rendo Gadea
Gustavo Abu Arab
Éste es un gran trabajo de investigación de dos periodistas argentinos sobre lo que está pasando realmente con nuestras Islas Malvinas y el poder que viene conformando Gran Bretaña. Daysi Rendo Gadea es una periodista que vive en Ciudad Evita, La Matanza y su esposo, ya fallecido, participó como piloto profesional del conflicto de 1982; y Gustavo Abu Arab es un destacado colega que desarrolló una gran labor profesional en Radio Del Plata y hoy en otras cadenas informativas nacionales. Cumplimos en publicar el documento, por nuestra vocación por la causa Malvinas y porque es necesario que cuanto más se conozca, aún con el silencio de algunos medios nacionales, pueda ser en beneficio de nuestro reclamo de siempre. Ojalá sea así.
Daysi y Gustavo participaron del Curso Especializado y Capacitación para Periodistas en Argentina para la Cuestión “Derechos Argentinos Soberanos sobre Malvinas”, organizado por APeRA (Asociación de Periodistas de la República Argentina). Aquí el documento con pruebas de lo que está pasando.
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Una primera comprobación que dio inicio a la idea de esta nota de investigación es que desde hace meses la rutina de las operaciones militares desde las Islas Malvinas tienen un creciente nivel de actividad a partir de la base aérea militar en Monte Agradable, con su importante complejo habitacional junto a instalaciones militares, tecnológicas y científicas.
Una situación que, además de estar prohibida por la resolución 44/11 dispuesta por la Asamblea General de la ONU, en la que exhorta a que se respete el Atlántico Sur como una zona de paz y cooperación, también viola las disposiciones de confianza de índole militar acordadas entre Argentina y el Reino Unido.
Utilizando aplicaciones que se encuentran a disposición pública en Internet, diseñadas para el seguimiento de vuelos a nivel global, se pudo observar en los últimos 60 días vuelos asignados como TOW 2231 2235 y 2238 de aviones cisterna de reabastecimiento Airbus A 330 MRTT que realizan operaciones diariamente entre Brize Norton, base de la Real Fuerza Aérea británica (RAF por sus siglas en inglés) ubicada a 75 km de Londres y nuestras Islas Malvinas.
En ocasiones, esas aeronaves aterrizan en Dakar, capital de Senegal y a veces en Islas de Cabo Verde. Son escalas usadas para no chocar con la solidaridad latinoamericana y las denuncias de la Cancillería Argentina. Cabe aclarar que en aeropuertos de países americanos no se permiten vuelos con fines bélicos hacia Malvinas.
Este despliegue se complementa con otro avión en pleno auge como es en estos tiempos el Airbus A400 M, un transporte militar de largo alcance, que bien puede señalarse como el reemplazante de los Hércules C130. En total ya se fabricaron 100 de estas aeronaves, de las cuales 15 pertenecen al Reino Unido.
Estos vuelos son también para Airbus una demostración ante todas aquellas naciones que piensan en fortalecer sus sistemas de defensa y cooperación.
Recordemos los inconvenientes que debió afrontar la fuerza británica durante la Guerra de Malvinas en 1982 para el abastecimiento de todo tipo y que fue encarado como un operativo de varias etapas como si fueran trozos de un cordel anudados para hacer una larga soga hasta llegar al teatro de operaciones.
Esta utilización y demostración del A 400 M lleva también a un negocio de millones y millones de dólares, ya que las fuerzas aéreas en lo inmediato confirmarían órdenes de compra para esa herramienta aérea.
Ya en terreno de las Islas Malvinas, la cantidad de acciones militares con despliegue de estos aviones en vuelos de aterrizaje y despegue en una sola acción, así como vuelos en círculos en distintas partes de las islas, sumados a helicópteros Sea King y aeronaves Eurofigther Thiphoon, muestran claramente que se realizaron ejercicios museísticos en numerosas ocasiones durante los dos últimos meses.
Estas maniobras contradicen gravemente los acuerdos bilaterales entre la Argentina y la potencia ocupante, además de los tratados y resoluciones de la ONU que indican y obligan a no incrementar presencia militar en la zona.
Esta idea de los británicos de que tanto sus vuelos transoceánicos como los misiles sean condiciones para elevar su capacidad defensiva y ofensiva a un nivel insospechado, da lugar a esta nota.
Las directivas militares del gobierno del Reino Unido rompen con el equilibrio militar no solo en la zona sino en la región, y quizás a nivel global. Además, desde hace más de dos años, Gran Bretaña lleva adelante la instalación y los ensayos del sistema Sky Sabre de defensa contra misiles en el lugar, algo que no implica nuevas formas de escudos aéreos de defensa.
Una buena jugada político-militar del colonialismo inglés es la de avanzar en la disuasión ante la impávida mirada de una comunidad internacional cuya no condena actual facilita las acciones de este rango aún no visibilizadas.
Párrafo aparte merece la base militar de Monte Agradable, cuyo crecimiento es a diario en cantidad de personal y elementos. Ni hablar de la capacidad de los aviones de reabastecimiento Airbus Voyager KC 2 que pueden transportar más de 100 toneladas de combustible o 130 camillas como avión hospital de evacuación e incluso hasta llevar 380 pasajeros militares.
Si sumamos los más de 60 vuelos con la capacidad de transporte de carga general al Airbus A 330 MRTT, imaginemos lo que pudo haberse transportado a Malvinas.
Por último, como interrogante aún más preocupante, se suma el tipo de misiles que se agregan a las nuevas capacidades defensivas en Malvinas por parte del Reino Unido. En este caso, son armas ofensivas y hacen parte de este complejo militar en progreso, frente a los equilibrios estratégicos globales.