En Ciudad Evita se dieron cita cientos de militantes peronistas para recordar el 72 aniversario del paso a la inmortalidad de la Abanderada de los Humildes. Pese a que han pasado ya varios días y por razones estrechamente ligadas al trabajo informativo en nuestros medios, queremos publicar la nota. Por el fervor de siempre de hombres y mujeres militantes de La Matanza.
La misa fue ente los bustos de Eva y Perón en la avenida Güemes, en el paseo entre las calles La Pirincha y El Chacurú el mismo viernes 26 al anochecer. Primero se realizó la marcha de antorchas desde el Puente Querandí hasta los bustos. Luego la misa, en la que participaron cientos de hombres y mujeres, chicas y chicos, militantes todos de ayer y hoy que rindieron su homenaje.
Hicieron uso de la palabra el militante Luis Aragona, del Peronismo de Ciudad Evita, organizadora todos los años del encuentro. Nos llamó la atención que hubieran pocas autoridades municipales y del Consejo del Partido Justicialista. Tal vez muchos siguieron al Intendente Fernando Espinoza, quien participó del acto en Moreno, con el Gobernador Axel Kicillof y muchos dirigentes, legisladores e Intendentes del conurbano. Pudimos ver a la concejal Laura Chamorro, la militante Sabrina Arias, quien habló en nombre del PJ, la Subsecretaria Ana Devalle, la Subsecretaria de Derechos Humanos Eva Soto y el gremialista de UTA Marcelo Barreiro, pero a nadie más. Lástima.
La misa fue rezada, como siempre, por el afable Padre Fabián Fusca, quien se refirió con mucho respeto a la figura de Evita, seguida con mucha atención por la numerosa militancia.
“CAIGA QUIEN CAIGA”
Uno de los momentos más emotivos del homenaje, antes de la misa fue la lectura que hizo la conocida militante Elsa Flores, también de Ciudad Evita de uno de los últimos mensajes de la Abanderada de los Humiles, quien lo dictó en los últimos meses de su vida. Luego de completar la redacción, ella misma inicialó con las letras “E” y “P” cada página y tiempo después se conoció como “Mi mensaje”, su libro póstumo.
Éste es un fragmento de ese testimonio: “Yo he visto a Perón peleando incansablemente por su pueblo frente a las fuerzas dominantes de la humanidad. Este capítulo está dedicado a ellas. No puedo callar porque sería mentirles a mi pueblo y a todos los pueblos de la Tierra que han sufrido y sufren la despiadada prepotencia de los imperialismos. Es hora de decir la verdad, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Existen en el mundo naciones explotadoras y naciones explotadas. Yo no diría nada si se tratase solamente de naciones, pero es que detrás de cada nación que someten los imperialismos hay un pueblo de esclavos, hombres y mujeres explotados.
Y aún las mismas naciones imperialistas esconden siempre detrás de sus grandezas y de sus oropeles la realidad amarga y dura de un pueblo sometido.
Los imperialismos han sido y son la causa de las más grandes desgracias de la humanidad que se encarnan en los pueblos. Ésta es la hora de los pueblos, que es como decir la horade la humanidad. Todos los enemigos de la humanidad tienen las horas contadas. ¡También los imperialismos!
En la hora de los pueblos lo único compatible con la felicidad de los hombres será la existencia de naciones justas, soberanas y libres como quiere la doctrina de Perón. Y eso sucederá en este siglo. Aunque parezca ya una letanía de mi fanatismo sucederá “caiga quien caiga y cueste lo que cueste”
Y para cerrar algunas frases de Eva en el episodio 7. “NI FIELES NI REBELDES”, que tienen absolutamente vigencia en los oscuros tiempos que corren para el pueblo argentino por el accionar de un gobierno insensible y cruel por momentos. Aunque también un directo llamado a determinados peronistas…
“Frente a un mundo de pueblo explorados Perón levantó la bandera de la liberación. Frente a un mundo de pueblos explotados Perón levantó la bandera de nuestra liberación. Yo le sumé mi corazón y entrelacé las dos banderas de la justicia y la libertad con un poco de amor…pero todo esto—la libertad, la justicia y el amor, Perón y su pueblo-, todo esto es demasiado para que pueda mirarse con indiferencia o con frialdad. Todo esto merece odio o merece amor.
“Los tibios, los indiferentes, las reservas mentales, los peronistas a medias, me dan asco. Me repugnan porque no tienen olor ni sabor…”