El Sindicato de Docentes Privados de La Matanza dio a conocer esta delicadas situación que viven muchas de sus afiliadas. Sobre ese informe, dialogamos con la secretaria general Nancy Romero ern nuestro programa de AM 930 NATIVA, recordando que este gremio ya hizo hizo una denuncia pública en una conferencia de prensa donde comprobamos hechos aberrantes.
DOCENTE, SOSTÉN DE HOGAR Y MADRE
–¿Cómo están trabajando para erradicar esta aberrante situación?
–Desde SADOP La Matanza trabajamos día a día para erradicar la violencia de género en el ámbito laboral. Porque en lo cotidiano, nuestras compañeras siguen padeciendo este tipo de violencia por parte de sus empleadores, de directivos, bajo una asimetría de poder, y más en este contexto de pandemia porque trabajan desde sus casas. Y en ese sentido, también hay una sobrecarga laboral por trabajar desde el hogar.
“Son presiones constantes, les dicen que el trabajo no lo están realizando adecuadamente, que ya no sirven, les hacen llamadas en cualquier momento del día sin respetar su horario laboral. Son escuelas que reciben subvención del Estado, que reciben el ATP, o sea que los sueldos están garantizados, pero siempre el hilo se corta por lo más fino porque quieren justificar todo esto y pagarles en cuotas”, describe Romero.
Y agrega: “La violencia patriarcal está presente en cada ámbito de nuestra vida, y la escuela de gestión privada, que es el espacio donde nos desempeñamos laboralmente, no es la excepción. Ser mujer, docente, sostén de hogar y madre en muchos casos, genera un sinfín de atravesamientos culturales y normativos que es necesario desentramar”.
“LA SITUACIÓN ES PEOR EN PANDEMIA”
–¿Cuál es la diferencia en esta situación de pandemia, Nancy?
–La virtualidad no ha hecho más que acrecentar y sofisticar estos dispositivos de vigilancia y control que no son otra cosa que mecanismos de violencia. Si bien las trabajadoras no están de cuerpo presente en la escuela, los empleadores siguen encontrando la manera de acosarlas y violentarlas. Ahora es a través de llamadas a deshoras, audios de whatsapp con insultos o amenazas, mails con hostigamientos. Las violentan con la misma (o más) intensidad:
ALGUNOS CASOS SON CASI TORTURAS
“A ver, PSICOLÓGICAMENTE cuando las humillan y desvalorizan, cuando les faltan el respeto y las aíslan diciéndoles: “no servís como antes”, “acá está prohibido quedar embarazada” o “Tus clases por zoom son horribles”.
LABORAL Y ECONÓMICAMENTE provocando la disminución o la eliminación total del bienestar económico, físico y mental suyo y de sus familias: “renuncia a tu afiliación,” “no te voy a dar licencia si total estás en tu casa” ”acá no se paga la asignación familiar” “Te voy a pagar en cuotas, y agradece que por lo menos tenés sueldo”. Sigue habiendo agresiones cuando las empujan, cuando agarran fuerte del brazo o zamarrean afectando su integridad física y mental, describe.
Y agrega: “Esas violencias culturalmente invisibilizadas no pueden ni deben ser moneda corriente. ¡Basta de naturalizarlas!: son palpables, las hemos escuchado, visto, padecido o fuimos testigos de ellas.
EL APOYO DE LA CONSEJERÍA
Es nuestro deber como dirigentes sindicales posicionarnos y repudiar este accionar. Trabajando juntos y juntas para desnaturalizar estas violencias y combatirlas. Desde SADOP asumimos la tarea de repensar todas nuestras acciones sindicales a través de una perspectiva de género, trabajando en la confianza, la escucha atenta y la empatía, para poder acompañar de la mejor manera a cada una de las compañeras docentes, en su proceso, con su particularidad y sus tiempos.
–Siguen con una Consejería para atender estos casos ¿n0?
–Exactamente, se realiza de manera virtual. Se hace un acompañamiento a las docentes víctimas de violencias. Nuestra Consejería funciona en el Centro de Atención Primaria de Salud “Dr. Ramón Carrillo”, para acompañar las situaciones de violencia laboral y de género. En ella diseñamos una Guía de Acción para el abordaje territorial ante una situación de vulneración de derechos en el ámbito familiar o laboral. Tenemos muchas trabajadoras con ataques de pánico por las presiones que les generan en las escuelas.
“Por eso continuamos diciendo a nuestras compañeras que “si sufriste algún tipo de violencia en tu trabajo, no estás sola. Estamos juntos y juntas para que no suceda otra vez”, finaliza Nancy Romero.