La CGT de La Matanza hizo rezar una misa en la Catedral de San Justo en el ya tradicional horario de las 19, este 26 de julio pasado, como parte de los actos conmemorativos de los 70 años del ingreso a la inmortalidad, en especial al corazón del pueblo, de Eva Perón.
Estuvieron presentes los distintos dirigentes de la misma: Heraldo Cayuqueo, secretario general; los adjuntos Víctor Velázquez y Esteban Cabello; Ernesto Ludueña, secretario gremial; Orlando Benavídez, del sindicato de Alimentación y Daniel Troncoso, del Sindicato de Municipales de La Matanza, entre otros, junto a la diputada provincial Patricia Cubría, dirigente del Movimiento Evita, que había solicitado a la central obrera participar del homenaje y aportó entonces muchísimos militantes, con numerosos jóvenes.
Participaron además, Ángel Recine, del Centro de Estudios de La Matanza (CEHLAM) y Daniel Novoa (Frente Renovador), Gerente General del Ferrocarril Belgrano Sur, junto a trabajadores de los diferentes gremios matanceros.
LA HOMILIA
El sacerdote que ofició la misa dio una fuerte homilía. Éstos son algunos de sus fragmentos.
“En ella, se sentían representados, escuchados y atendidos, millones de personas que lloraron su prematura partida. Creyente católica, supo llevar con eficacia inaudita, una obra de justicia social que ni las políticas ni las leyes tan humanitarias del gobierno de su partido lograban efectivizar”, comenzó diciendo.
“La lectura bíblica del joven profeta Jeremías que acabamos de escuchar, nos muestra un panorama no muy extraño a nuestra época y menos aún, de la época de Evita: “Si salgo al campo abierto, veo las víctimas de la espada; si entro en la ciudad, veo los sufrimientos del hambre”. Violencia y hambre. Violencia… en nuestra historia, lamentablemente, tenemos un haber de mucha violencia y muy poco diálogo”, señaló.
“Pero hoy padecemos una inseguridad agravada y fomentada por la injusticia social que lleva al que ya ha perdido todo, que no se reconoce digno, a lanzarse como vanguardia agresiva de otros que se enriquecen con el sacrificio de sus vidas y de su juventud. Injusticia intolerable”.
LA VIOLENCIA Y EL HAMBRE
“La violencia es terrible”, continuó el cura, “pero “los sufrimientos del hambre” como dice el profeta.? ¿es posible que en Argentina del siglo XXI haya hambre? Eso es doloroso y un dedo acusador que nos interpela.
Cualquier corazón con un poco de sensibilidad -como el del profeta- no puede dejar de sorprenderse de ver ese panorama: “hasta el profeta y el sacerdote recorren el país y no logran comprender”. Exactamente, en un país como el nuestro ¿cómo entender que haya hambre o necesidades básicas insatisfechas? resulta muy duro.
“El profeta no distingue responsabilidades entre el orden humano y el divino y por eso recrimina a Yahveh: “¿Has rechazado del todo a Judá? ¿Estás disgustado con Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio?” Pero nosotros podemos distinguir mejor y preguntarnos: ¿qué nos pasa? acaso en los años 50 se podía ¿y ahora no?”, dijo.
Y a continuación, señaló ante la iglesia colmada: “La sensibilidad justicialista que ni las dictaduras más violentas han podido apagar, ¿adónde fue a parar? ¿En pleno siglo XXI tendremos la obligación de retroceder y aceptar como algo natural, que haya gente que quedó afuera y punto?”.
EVITA Y LOS OBREROS
El movimiento obrero organizado de entonces, la CGT, solicitó a Eva Duarte que asumiera un cargo político acompañando a su marido en una fórmula presidencial. Tal vez porque entendían que la frialdad del Estado debía contar con una sensibilidad política que incluyera al estamento social que representaba. Pero ella -seguramente por muchas razones además de su delicada salud- renunció a lo que llamó “el honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto” comandado por la CGT. Y, sin embargo, siguió trabajando y luchando por las causas más apremiantes, sin desilusionar a nadie.
“Entendía que trasladar, sin más, las necesidades apremiantes de sus compatriotas a vericuetos burocráticos no resolvía el problema… en muchos casos los agravaba, porque dejaba una puerta abierta a la corrupción. Porque el Estado podrá ser muy aséptico y frío, pero está a cargo de personas cuyas sensibilidades deben concretarse en hechos”.
“Evita que fungía de puente entre la rama sindical y el mismo Perón, seguía marcando rumbos para que un país no dependa sólo de sus líderes, sino que se asiente en principios llevados a la práctica. Hoy, día de San Joaquín y Santa Ana, quisiera retomar uno que, a pesar de todo, aún sigue sin ser explorado y practicado: el “Decálogo de la Ancianidad”. El 28 agosto de 1948 Evita entrega este manifiesto que sería incorporado en la constitución del 49 y que, presentado a las Naciones Unidas, finalmente no fue incorporado en la declaración universal de derechos humanos de diciembre de ese mismo año”, sigue el texto.
“LOS MAYORES Y LOS AJUSTES”
“Este decálogo, una vez más, cambia la mirada asistencialista y considera a las personas mayores como sujetos de derechos. Festejar a San Joaquín y a Santa Ana, los abuelos de Jesús, padres de la Virgen, nos lleva a mirar a nuestras raíces, como tanta veces nos invita a hacer el papa Francisco. Y hoy, a 70 años de la muerte de esta Abanderada de los humildes, es un buen momento para pensar en nuestros mayores”, dijo el sacerdote en la homilía, abordando un tema vigente en la sociedad argentina.
Y prosiguió: “Muchos de los cuales ayudaban con sus magras jubilaciones a sus hijos y nietos. Ellos que no son un estorbo que deba ser descartado, son los primeros en sufrir la mengua de sus derechos cuando hay que hacer un ajuste. Allí, el decálogo de ancianidad debería estar más vigente que nunca, y la sensibilidad social expresarse en justicia social.
“HACER CRECER EL BIEN”
“En el Evangelio de hoy Jesús da una explicación a sus discípulos de la parábola del trigo y la cizaña. Es una parábola que nos muestra porqué crecen juntos estos dos cultivos que, siendo parecidos, sin embargo uno es muy útil y nutritivo mientras el otro sólo sirve para molestar. Pero ante la idea extremista de querer cortar por lo sano, con el afán de hacer desaparecer toda cizaña, la parábola de Jesús responde con otra propuesta: dejen que crezcan juntos hasta que llegue el momento del discernimiento y el juicio”.
Y finalizó el sacerdote en su exhortación: “No es ésta una invitación a la resignación ni a aguantar pacíficamente ni a aceptar las cosas como están ni a quedarse quietos como espectadores, sino a hacer crecer el bien. Y esta es la invitación que nos podemos llevar de esta celebración: hagamos crecer el bien, aún en medio de trabas insensibles y burocráticas, empezando siempre por los más desposeídos”.